¿Tetona o no tetona? Esa es la cuestión

Por Norma Intertrava

Para que no te hagas falsas ilusiones acerca de las hormonas y, sobre todo, para que no te hagas pelota la salud. Más vale chata como un CD que muerta como Gilda.

Una de las primeras cosas que añora la mayoría de las chicas que comienzan a transitar el travestismo es tener tetas… grandes, chicas, media­nas, de aceite, de silicona, de lo que sea. Cuando yo me planteé el hecho de llegar a tenerlas, me fui enterando de ciertas cosas, por ejemplo que tenía que hormonearme primero (es decir, tomar hormo­nas) con un tratamiento para lograr tener un buen pezón, sensibilidad y no sé cuántas cosas más. Yo me pregunté ¿hormon- arme? Cuando le pregunte a mi médico clínico me dijo sencillamente que estaba pasada de loca y que era complejo. Amaría tener tetas pero al informarme, se me pasó un poco esa ilusión (yo me empecé a travestir tarde y estos tra­tamientos son una de las cosas que no es conve­niente hacer).

¿hormonarme? Cuando le pregunté a mi médico clínico me dijo sencillamente que estaba pasada de loca: amo tener tetas pero al informarme se me pasó un poco la ilusión.

Busqué en Internet información para termi­nar de cerrar las ideas. No es fácil conseguirla pero algo obtuve. Aquí, una síntesis de internet:Hablan de las ventajas, desventajas, dan consejos, señalan peligros y efectos. Si estás con ganas de entetarte en esta vida y ponerte dos próte­sis como globos terráqueos, es mejor que leas lo que sigue. Y si ya estás hormonándote, más todavía, para ver si estás haciendo las cosas bien o equivo­cadas, sin saber cómo orientarte, y así poder empe­zar de nuevo y no lamentarte.

Vamos con el pecho henchido a leer este informe:

Primero que nada, debemos entender el tér­mino «hormona. Esta palabra proviene del griego: «hormon’,’ que significa «hacer que algo funcione’.’ Ahora bien, al hablar de hormonas, los médicos dicen que son aquellas sustancias químicas internas secretadas por las glándulas de nuestro cuerpo que promueven, inhiben o regulan la actividad del organismo, viajando a través del torrente sanguíneo. Ejemplos de hormonas son la insulina, producida en el páncreas y que regula los niveles de azúcar en la sangre; las glándulas tiroides, que regulan el crecimiento.

Existen diversos factores que afectan el mayor o menor éxito del tratamiento.

Salud: Gozar de buena salud es importantísimo para poder iniciar este tratamiento. Si tu salud es precaria, dejá de seguir leyendo ¿ok? Si fumás o bebés, no intentes tomar hormonas. Tené en cuenta que tu hígado estará expuesto a una sobrecarga de trabajo para poder metabolizar las hormonas, lo mismo aplica para tus riñones. ¿Acaso creés que ha de ser maravilloso estar en la lista de espera de un centro de transplante?

Herencia: Observá a las mujeres de tu entorno familiar, ojo que dicen que lo más probable es que desarrolles un físico similar al de ellas.

Edad: Entre más joven sea la persona, obtendrá una mejor y más rápida feminización. Entre 20 y 30 años, aún se pueden lograr notorias transformaciones. Por otra parte, si el tratamiento se inicia después de los 30 años o más, será realmente difícil lograr una modificación sustancial.

Posibles efectos

Dicen que con una dosificación adecuada, los primeros efectos aparecen al mes de iniciado el tratamiento, haciéndose evidentes a los 2 o 3 meses y tornándose IRREVERSIBLES a partir de los 6 meses. La feminización prosigue a un ritmo decreciente por un período de dos años o más.

¿Qué va pasando en tu cuerpo?

Básicamente, nos auguran una segunda pubertad. Donde había hormonas masculinas, ahora están siendo reemplazadas por hormonas femeninas. De esta manera, la fertilidad y la conducta sexual «masculina” decrecen rápidamente. Desde el primer mes, la «libido” o deseo sexual disminuye y las erecciones se vuelven infrecuentes, y con el paso del tiempo imposibles. Después de 6 meses, y ante la falta de «uso’,’ tanto el pene como los testículos se atrofian dando la impresión de ser cada vez «más pequeños” El paciente es ahora impotente y estéril.

Desarrollo de los senos. Todo inicia con una notoria sensibilidad en los pezones, su contacto produce cierto dolor y reaccionan ante cualquier estímulo. A los dos meses aparece un pequeño abulta- miento en el seno y la aureola se agranda y toma un color encarnado, que se oscurece con el paso del tiempo. Típicamente, el tamaño final de los senos es más pequeño que el de una mujer de la misma edad. Vale la pena mencionar que a menudo los pacientes se desilusionan por el resultado obtenido, ya que los senos se notan demasiado pequeños en comparación a sus anchas espaldas. El crecimiento de los senos puede aumentar mucho con el uso de un progestágeno adecuado, proporcionando un crecimiento más natural.

Redistribución de la grasa facial y corporal. La cara se vuelve más típicamente femenina, con más mejillas y menos angulosidades. A los dos años, la grasa tiende a emigrar desde la cintura y depositarse en las caderas, proporcionando una figura más femenina.

El cuero cabelludo. A menudo mejora en textura y densidad; el patrón de la masculina pérdida de cabello generalmente se detiene. El crecimiento del vello corporal a menudo se reduce afinándose en textura y en color. La piel y el pelo se vuelven menos grasos; si padecés acné, notarás una gran mejoría. Aumenta el sentido del olfato, junto con la sensación general de ser más emocional, y los cambios de humor son más frecuentes al inicio de la terapia hormonal o de cualquier cambio de régimen. El rendimiento metabólico decrece; muchos pacientes ganan peso. Adicionalmente, a menudo se pierde masa muscular. (Esto al principio es horrible, pero después encontrás sus ventajas).

Imposibles efectos

Antes de continuar, vamos a aclarar lo que NO hacen las hormonas:

Figura Escultural. Las hormonas jamás lograrán que Pancho Cachondo tenga cuerpo de Thalía. Si bien es cierto que con el tratamiento hormonal se obtiene una redistribución de la grasa coorporal, de ninguna manera estamos diciendo que obtendrás un cuerpo 90-60-90. Si tenés cuerpo de luchador, con las hormonas como mucho tendrás cuerpo de luchadora, y no precisamente de Lady Apache ¿ok? (así que pre- parate para convertirte en la copia de Polvo de Estrellas).

Cambio de Estatura. Igual que el anterior. Si medís 1.80 o 1.90, seguirás midiendo lo mismo. Las hormonas no reducirán ni tu estatura ni el tamaño de tus manos o pies. Permanecerán invariables.

Cambio de Voz. Gracias a la testosterona, ahora tendrás una voz inconfundiblemente masculina. Por más estrogénos que tomes, tu voz seguirá igual (pero no te preocupes, hay ejercicios para modificar el timbre de las cuerdas vocales).

Embarazarte. Por más hormonas que tomes, no vas a poder quedar nunca embarazada. Por extraño que parezca, MUCHAS amigas me han consultado esto. Cada vez que escucho algo así, no se si reír o llorar. La respuesta es un contundente: NO (lo mismo aplica para quienes piensan —o deliran— con que tendrán menstruaciones, «períodos” «reglas” y demás).

Riesgos:

Al parecer existen factores de riesgo asociados con la terapia hormonal. El más serio de ellos es el riesgo de trombosis o embolia pulmonar. Los riesgos son mucho más altos si la paciente tiene más de 40 años, tiene sobrepeso, o es fumadora.

Dicen que altas dosis de tratamiento con hormonas antiandrógeno puede afectar el metabolismo de los carbohidratos, la función tiroidea, el tiempo de coagulación y la retención de líquidos y/o hipertensión por lo que debés tomar mucha agua y evitar la cafeína incluyendo refrescos de Cola, Gatorade y demás. Si no se observa feminización (ni incluso los blandos pezones que preceden al crecimiento de los pechos) después de 2 o 3 meses, o si la feminización es muy limitada en un largo período, aconsejan realizar estudios para modificar el agente estrógeno usado, pero en ningún caso aumentar la dosis señalada.

Otro de los consejos que dan es que se debe revisar anualmente, como mínimo, la función hepática, la serología de los lípidos y la presión sanguínea.

Todo esto obviamente debe ser bajo supervisión médica. ENTENDELO BIEN, tenés que ver a un médico endocrinólogo que evalúe tu estado de salud para administrarte la dosis óptima para tu tratamiento. Si aún estás en el closet y te da vergüenza expresar tu deseo de tomar hormonas ante un médico especializado, entonces esto NO es para vos.

Hacé una cita con tu médico y si el médico no te trata adecuadamente, si sentís que te discrimina porque no respeta tu identidad o te trata de hombre, tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en la

Provincia, hacé valer tus derechos para que sean respetados.

Lo que no se debe hacer:

Por favor no, no seas tonta, NO TE AUTO RECETES.

Incluso si vas a un médico y empezás un tratamiento hormonal, debés estar atenta a cualquier cambio o trastorno que se presente. Hablá de esto con tu médico con el fin de hacer los ajustes necesarios en tu régimen. Algunos de los trastornos más comunes que se reportan son los siguientes: aumento de peso, insomnio, desórdenes digestivos, náuseas, vómitos, dolor abdominal, acné, hirsutis- mo, pérdida de cabello, migraña, mareo, síntomas de ansiedad/depresión, cansancio, calambres musculares, cambios de la líbido, trastornos visuales, intolerancia a las lentes de contacto, disminución de la tolerancia al azúcar, somnolencia, fatiga, y «cara de luna”

Sobretexto

Este texto me pareció interesante e iluminador de cosas que pensaba equivocadamente y otras que tenía acertadas. Lo que más me dolió es leer la imposibilidad de quedar embarazada jejeje… Entonces, por lo menos yo, no me hormono nada; ya estoy grandecita, tirando a China Zorrilla, no soy una nena, tengo el hígado endeble por tanta cerveza que no pienso dejar, mascullo como una vaca feliz, fritos y lo que sea. Ustedes hagan como quieran, pero sepan que con un control va a ser siempre mejor. LA VIDA VALE MUCHO MAS LA PENA QUE UN BUEN PAR DE TETAS.

Hospital Durand:

Página del personal del Hospital General de Agudos Carlos G. Durand. Tel: 4982-5555 / 4982-5655 Conmutador: 4982-1050 / 4981-2670 Teléfono Guardia: 4981-2790 / 4982-5555 Posee un servicio integral de atención a traves- tis, transexuales, transgéneros e intersexuales. Tel. del servicio: 4372-4742, int. 222